20100829

Detesto los tal vez.





A ver si lo entiendes de una vez: que me da igual que no me hables, que pases de mí o al menos lo parezca, si dejas claro que sólo soy yo que a veces me imagino cosas. Que no importa que vayas a tu bola ni que adores el azar mientras sigas teniendo el factor sorpresa. Que me da igual que contestes tonterías sin sentido cuando no sabes que decir y que no me acompañes a casa mientras me llames para dar las buenas noches. Que no me importa tener miedo ni que tú lo tengas, ni que nos acerquemos a diez por hora, mientras algún día choquemos. Que me da igual tener que esperar una hora, incluso muchas horas, mientras el que llegue seas tú. Entérate, que no me importa que no vengas si después miramos las estrellas juntos por teléfono. Que no me importa que te comas mis golosinas mientras lo hagas con una sonrisa. Que me daigual volverme loca cada vez que te esfumas mientras siga volviéndome loca cada vez que te escucho. Que no importa la hora que hay de ti hasta llegar a mí, como si te quieres ir a Tokyo a vivir, siempre que yo pueda llamarte cuando quiera; pero tienes que decirlo, llámame y dime: puedes llamarme cuando quieras, a la hora que sea, incluso si se esfuman las horas, el tiempo, el mundo; puedes llamarme, siempre querré hablar contigo. O dime: hoy tengo miedo, por eso te evito, ayúdame a perderlo. Y si no, simplemente no me evites, porque eso sí importa; y al menos, si lo haces, dímelo: paso de ti, no me importas lo más mínimo. Sí que importa morir cada vez que desapareces si no sé que vas a volver sonriendo, como demostrando que no habías desaparecido, que solo te habías retirado a tu mundo. Entérate, que sí importa ese segundo, el de la despedida. Que sí importa que te vayas sin mirar atrás. Que quiero que te gires y me mires, pero de frente, no de reojo, y no me dejes marchar.


20100812

D.

Pasa, ponte cómodo; siento el desorden, estoy intentando ordenarlo todo, pero no dejan de surgir nuevas ideas que provocan caos. Lleva cuidado de no pisar nada, los sentimientos son muy frágiles.
¿Ves eso de ahí, esas cajas metidas dentro de otras? Eso son los recuerdos, los que vale la pena olvidar, o al menos, no recordar a menudo. Las cajas transparentes que hay justo al lado son los que vale la pena tener siempre presentes, esos que siempre te sacan una sonrisa. Ah, sí, el corcho de al lado está lleno frases, poesías, fragmentos de libros y demás que me gustan; ¿que por qué la tú me escribiste está repetida unas cuantas veces? Bueno, creo que de leerla me la aprendí de memoria y ahora la repito instintivamente durante el día. Y la pared de las fotos tiene un hueco porque ahí va una foto tuya, y por el momento no tengo ninguna.
Ese de ahí es el sillón de las canciones, de los perfumes, y en definitiva, de las personas importantes que dejaron algo en mí. Si te sientas y cierras los ojos, podrás ver mis recuerdos importantes con ellas. Yo lo hago en los días de melancolía y siempre consigo una sonrisa.
Aquello que brilla tanto es tu sonrisa, ya sé que deslumbra, pero se instaló el otro día y parece que se va a quedar. Primero pensé en meterla en una caja, pero alumbra toda la estancia, y así lo veo todo mejor.
Las cajas del rincón tienen dentro todas las cosas que tengo que hacer algún día. Sí, acertaste, esa de ahí tiene el masaje que me vas dar, y la de al lado un amanecer. Bueno, hay algunas que llevan cosas que ni tan solo sé si pasarán, pero no puedo restringir el paso a los pensamientos.
Por último, todas esas cajas de colores que hay ahí, son las cosas que me gustan: comer chocolate, las sonrisas, los viernes, las largas charlas, los sugus, viajar, la música... ¿Qué? Ah, eso grande que está ahí entre las cosas que me gustan eres tú; sí, bueno, ocupas bastante espacio porque tienes todo lo que me gusta.
¡Cuidado con eso negro!, todavía no he conseguido meterlo en una caja... ¿Que qué es? El miedo de estropearlo todo con palabras.